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Acné

Medicamentos y pastillas para combatir el acné

Medicamentos y pastillas para combatir el acné

El desconocimiento y las búsquedas con el doctor Google pueden crear malentendidos a la hora de que y como tomar medicamentos para combatir el acné. Es por eso que siempre deberías confiar en una segunda opinión de un profesional.

Me han preguntado esta mañana sobre cuales son los medicamentos habitualmente usados en el acné. Esta cuestión me parece muy interesante por dos motivos: por una parte existe un gran desconocimiento sobre los efectos secundarios o adversos de ciertos medicamentos y por otro lado se han producido en los últimos años descubrimientos que han cambiado la tendencia de cómo se administran ciertos medicamentos y cambios en los tratamientos habituales.

Sobre la primera cuestión, detecto en mis pacientes un miedo atroz a los posibles efectos adversos de los medicamentos que toman por vía oral. Esta tendencia es una corriente típica de los tiempos que corren. Se puede deber también al hecho de que cada vez los pacientes tienen mas acceso a información y cada vez leen más. La información es buena, pero un uso incorrecto de esta información o una falta de entendimiento nos puede llevar a tomar decisiones erróneas.

Voy a entrar en detalle en algunos de estos tratamientos.

En el acné se emplean un tipo de medicamentos llamados RETINOIDES. Los retinoides son todos los compuestos químicos derivados de la vitamina A, a saber, el RETINOL. Los RETINOIDES o derivados de la vitamina A tienen dos efectos muy importantes en la piel: disminuyen la fabricación de sebo y aumentan la fabricación de colágeno. Es por el primer motivo por el que muchas cremas o incluso medicamentos por vía oral se administran en pacientes con acné. Los nombres comerciales los debemos obviar por razones protocolarias y porque se van mas allá del objetivo de este artículo.

Esta molécula es muy interesante y, como su nombre indica, se aisló inicialmente en la retina del ojo. La utilizamos en el cuerpo humano para muchas cosas, pero la mas interesante pudiera ser para detectar luz. Forma, junto con una proteína llamada OPSINA, la RODOPSINA, presente en la pared de los conos y los bastones de la retina. Gracias a su capacidad de absorber la luz, sufre un cambio en su conformación y envía una señal eléctrica hasta el cerebro donde detectamos la llegada de luz a la retina. 

En la naturaleza está presente en forma de BETACAROTENOS, que son compuestos formados por dos moléculas de vitamina A juntas por un enlace de oxígeno, lo que se conoce como enlace ester. Un betacaroteno tomado nos da dos moléculas de vitamina A o retinol. Los betacarotenos dan esos colores naranjas y amarillos presentes, por ejemplo, en los pimientos o las zanahorias. De hecho, el nombre deviene de su presencia en estas hortalizas (beta-carot-enos, donde “carot” es “zanahoria” en ingles). 

La primera vez que se detectó esta vitamina fue en la alimentación que se administraba a ratones de laboratorio en la década de 1910 donde dejaban de crecer si no se les alimentaba con la yema del huevo. El descubrimiento de la vitamina A llevó a la concesión del premio nobel de medicina y fisiología en los años 50. 

Si el RETINOL o vitamina A tiene una potencia de 1, cuando se oxida a un aldehído y se forma RETINALDEHIDO, su potencia se multiplica x 3. Cuando se vuelve a oxidar y se convierte en su versión ácida, o ACIDO RETINOICO, su potencia se multiplica x 60. A partir de ahí, existen muchos derivados empleados en eczemas, dermatitis, o incluso en oncología para el tratamiento de ciertas leucemias y linfomas o el cáncer de pulmón. Si, han leído bien, los derivados de la vitamina A tienen un efecto anti-oncogénico y nos protegen de varios tipos de cáncer. Esto sucede con el RETINOL y mucho mas con el ACIDO RETINOICO que es 60 veces mas potente. Se conocen hasta 13 tipos diferentes de tumores que ocurren menos frecuentemente cuando tomamos altas dosis de vitamina A o sus derivados medicamentos como son el cáncer de pulmón o el colorrectal. 

Se ha pensado y por eso se advierte en el prospecto, que los RETINOIDES por vía oral producen un aumento de la sensibilidad al sol, daño hepático o un aumento en las tasas de depresión. 

Con el tiempo se ha comprobado como la toma de retinoides incrementa algo la sensibilidad al sol y por lo tanto debemos tener mas cuidado en verano o cuando vamos a la playa. Pero este incremento es del alrededor del 5% por lo que, si en condiciones normales tardamos una hora en quemarnos, tomando esta medicación tardaríamos 55 minutos. 

Con respecto al daño hepático, la toma de RETINOIDES ORALES ha requerido en el pasado de análisis de sangre para verificar el estado del hígado. Después de 28 años de ejercicio médico, no he encontrado a ningún paciente que haya tenido que suspender la medicación porque los retinoides causaran daño hepático. En revisiones recientes se ha visto que los niveles de lípidos, colesterol, transaminasas, triglicéridos y otros compuestos ligados al metabolismo de las grasas, se mantienen en niveles normales en personas que toman retinoides orales. Es mucho mas grave para el hígado tomar cantidades elevadas de aceite, grasas, foie que un par de pastillas de 20 mg (0,04 g) cada semana de un medicamento que se metaboliza por el hígado. 

Con respecto a la depresión, se sabe que entre el 4 y el 5 % de los pacientes que toman esta medicación sufren depresión. Como en la población normal la incidencia de depresión es del 4,5%, es muy posible que la depresión tuviera que afectar a esos pacientes tomaran o no la medicación. De hecho, el padecimiento del acné altera la percepción psicológica de uno mismo y conlleva falta de autoestima y depresión. Pero no es el fármaco el causante de ello sino el proceso del acné. 

Otro tipo de fármacos empleados en el acné son los antibióticos. De nuevo, no voy a citar nombres genéricos ni marcas comerciales, pero solamente diré que son los antibióticos del un grupo muy concreto las que se emplean. Esto se hace por dos motivos: por una parte los antibióticos matan y destruyen las bacterias que proliferan en la glándula sebácea y por otro, tienen un potente efecto anti-inflamatorio. Como sabemos, la infección de las glándulas sebáceas por parte de bacterias como el cutibacerium acnés es una de las principales causas de la inflamación y de la aparición de granos en la cara. 

Pero esta infección es a su vez secundaria a la obstrucción de la glándula y la producción excesiva de sebo por lo que cuando cesa la toma de antibióticos, vuelve a brotar el acné. Por otro lado, la toma de antibióticos aumenta el riesgo de padecimiento de enfermedades inflamatorias como la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn o la bronquitis crónica, mata la flora intestinal buena, tiñe diferentes órganos y aumenta el riesgo de cáncer de colón y de mama. Un estudio publicado en el 2010 donde comparó mas de 9.000 mujeres con cáncer de mama con controles sanos detectó que la toma de antibióticos durante 3 meses a lo largo de toda la vida aumenta el riesgo de cáncer de mama un 46%. Hay algunos países como Alemania donde la toma de antibióticos ha dejado de ser la norma en el tratamiento del acné Este es uno de los cambios mas interesantes en el manejo del acné en el siglo XXI con respecto al siglo XX. 

Otro de los medicamentos empleados cada vez mas para el tratamiento del acné son los ANTIHISTAMINICOS. No voy a citar genéricos porque hay muchos y muy buenos. Los antihistamínicos hacen que el acné se cure mas rápidamente y el numero de lesiones inflamatorias como pápulas, pústulas o nódulos sea sensiblemente inferior. Los Antihistamínicos pueden ser tomados por mujeres embarazadas y son fármacos muy seguros. Los Antihistaminicos de segunda generación no cruzan la barrera hemato-encefálica y por este motivo no dan sueño. Se cree que el efecto de los antihistamínicos radica en la reducción de los niveles inflamatorios en las personas con acné. También se pueden reducir los niveles inflamatorios cuando restringimos la ingesta de lácteos o azucares. La elevación en sangre de insulina incrementa notablemente el nivel de inflamación. 

Otro cambio importante se ha producido con el uso de ANTICONCEPTIVOS HORMONALES ORALES. Estos medicamentos han sido la base de muchos tratamientos en el pasado, pero al contener hormonas del tipo de los estrógenos y de la progesterona, producen un aumento en el riesgo del cáncer de mama, de útero y un aumento en el riesgo de tromboembolismo y problemas en la coagulación de la sangre. Hoy en día se administran ANTI-ANDROGENOS que bloquean los receptores para estas hormonas justo en la glándula sebácea. Esto reduce la fabricación de sebo que es el motivo fundamental por el cual los pacientes tienen acné.

Ninguno de estos medicamentos produce efectos adversos graves ni frecuentes. Cuando se detecta algún efecto no deseado se suspende la medicación y el problema se resuelve. En mis 28 años de ejercicio profesional, después de ver decenas de miles de pacientes, no he tenido ocasión de ver ningún paciente que haya sufrido una consecuencia grave por la toma de medicación. Creo sinceramente que el ciudadano de hoy en día está excesivamente alerta de posibles efectos nocivos que en realidad no ocurren pero que, por desconocimiento o exceso de precaución, le llevan a rechazar ciertos medicamentos haciendo que enfermedades como el acné y otras progresen sin ponerle solución. No es verdad que sea peor el remedio que la enfermedad. En este caso no. 

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